Hace dos días, es decir el día sábado 16 de octubre del 2021, a la comunidad ajedrecista de Riobamba nos llegó la terrible noticia de que nuestro gran amigo y compañero Diego Andrés Quizhpe Vaca nos había dejado. Quisiera compartir algunas palabras sobre los años que compartimos en esta vida terrenal.
Llegué a Riobamba en marzo del 2008, y pronto comencé a trabajar en Federación Deportiva de Chimborazo, donde sigo hasta el día de hoy. Aún recuerdo que, en mi primer día en los salones de Ajedrez del Coliseo Teodoro Gallegos Borja, en abril de 2008, me tocó dar una simultánea, donde uno de mis rivales más difíciles fue justamente Andrés. Con el espíritu de lucha y tenacidad que le caracterizaba, me dio dura lucha en esa partida, un Gambito de Dama Variante del Cambio. Logré la victoria en ese entonces, pero pude notar que enfrentaba a un rival de muy alto nivel, se le notaba un manejo sofisticado de las piezas, de la elección de planes y otras cosas más. Nos volvimos a enfrentar muchas veces más en el tablero y puedo decir sin titubeos, que ninguna partida fue fácil para mí.
Desde el año 2009
tuve la suerte de ser compañero de Andrés a cargo de la disciplina de Ajedrez
de F.D.Ch, y así comenzamos a compartir prácticamente a diario. Un europeo en
Sudamérica debe aprender desde el comienzo a adaptarse al medio, la idiosincrasia
no es la misma, se habla y se piensa de forma diferente, el sentido de humor es
distinto, y muchas cosas más. En este sentido, relacionarse con Andrés fue un
verdadero paseo, como si se tratara de otro nórdico. Su carácter era sumamente
respetuoso, considerado, discreto. Me decía siempre “profe” y siempre me
trataba de usted, yo en cambio le decía simplemente “Andrés” y le tuteaba, cabe
señalar que en Suecia todo el mundo se tutea, la palabra “usted” si bien existe
no la usamos casi nunca. Hubiera preferido que me tuteara a mí también, pero
pronto entendí que esto era un reflejo de su forma de ser, muy respetuosa y
hasta anti conflictiva.
Aparte de una
cierta compatibilidad de valores y conductas, otra cosa que favoreció nuestra
colaboración, fue la misma pasión por el ajedrez. Se conoce de ciertas
tensiones o hasta conflictos entre técnicos de una sola disciplina, en cambio
Andrés y yo teníamos muy pocas disputas, que se limitaban a alguna discusión
sobre sistemas de desempate o modos de resolución de conflictos entre alumnos.
Remábamos hacia el mismo norte. Durante los años 2009, 2010 y 2011 viajábamos
con los alumnos a un sinfín de torneos en todo el país, intercambiábamos ideas didácticas
en la labor diaria, organizábamos torneos los fines de semana.
En esa época
surgió la Copa Chimborazo. Puedo recordar algunos días domingo a las dos de la
tarde bajo el sol ardiente, cargando mesas y sillas a un camión afuera de algún
colegio de la ciudad, para su regreso al Coliseo. Nadie nos obligaba a esta
labor, pero los dos sabíamos que valía la pena realizarla. En aquellos años se
formó una generación de ajedrecistas que luego cosecharía muchas medallas para
la provincia. Se podría nombrar a muchos; aquí me limito al nombre de Kevin
Noboa, futuro campeón nacional en casi todas las categorías disponibles, y
medalla de bronce en el Campeonato Mundial U18 celebrado en Montevideo en el
2017.
Kevin, al igual
que prácticamente todos los ajedrecistas jóvenes de Chimborazo en algún
momento, se formó bajo las enseñanzas de Andrés. En esa época nos ingeniamos un
esquema donde algunos días los chicos de la categoría de menores entrenaban con
Andrés, y otros días conmigo. Con Andrés nunca hubo esas peleas por los
deportistas de la que a veces se escucha en otros lados. Estaba contento cuando
“promovía” algún alumno hacia mí, y muchas veces estos igual volverían a
entrenar o practicar con él durante los numerosos torneos a los que viajábamos.
En estos años ya
comenzó a rendir frutos nuestro trabajo, se lograron medallas en los diferentes
Juegos del Ministerio. Como consecuencia, en el 2012 nuestra disciplina fue asignada
otra plaza más de técnico de medio tiempo, a la que llegó Danny Usca, uno de
nuestros alumnos, que además tenía el don de profesor. Ese año se logró un
resultado histórico de nuestra disciplina: el primer lugar total entre
provincias en los Juegos Nacionales Juveniles de Imbabura, con 7 medallas de
oro y 1 de plata, de un total de 12 categorías. Es preciso mencionar a los protagonistas
de esa hazaña: Danya Brito, Gabriela Uquillas, María Pino, Adriana Lema, Danny
Usca, Santiago Miño, Álvaro Cárdenas, David Benalcázar y Henry Llamuca. La
mayoría de ellos estuvieron presentes anteayer durante el velorio de Andrés, al
igual que muchos otros alumnos y ex alumnos, con sus respectivas familias.
Ese triunfo nos
dio una gran alegría, además de ánimos para seguir adelante. Sé que Andrés
disfrutaba mucho cada vez que Chimborazo se alzaba con el primer lugar, por
delante de las provincias más grandes, de mayores recursos económicos. Su
patriotismo chimboracense era muy evidente, al igual que su identidad
salesiana. Trabajó de forma incansable en F.D.Ch pero también en la U.E. Santo
Tomás Apóstol de Riobamba, donde él mismo fue alumno. Nunca rechazó a nadie en
sus clases, a veces uno entraba a su aula y los alumnos parecían sardinas;
nadie quería perderse sus clases. Su cariño y preocupación por los alumnos era
notable, ahí se ve la verdadera pasión de un maestro. Con muchos de ellos se hicieron
amigos después, no había persona que Andrés le caía mal.
En el año 2013,
gracias al campeonato obtenido en Imbabura, se nos permitió contar con otro
profesor de tiempo completo, y llegó a nuestros salones Prof. Eliú Alvarado.
Esta constelación (Eliú, Andrés y mi persona) ha seguido vigente hasta la fecha
de hoy, marcada por una gran unidad y entendimiento entre los tres. Siempre nos
hemos llevado bien con los diferentes directorios y departamentos metodológicos
de F.D.Ch. Adelantándome por un momento en el tiempo, su presidente actual,
Ing. Vinicio Chávez, ha brindado un gran apoyo a la disciplina de ajedrez, e
incluso programó un viaje a Cuba para un grupo de ajedrecistas, que lamentablemente
fue suspendido a raíz de la pandemia del Covid-19.
Hubo más éxitos
para la provincia en los diferentes Juegos Nacionales y Campeonatos Nacionales,
en cada uno de estos Andrés jugó un papel clave. También como jugador Andrés
tuvo excelentes resultados, como por ejemplo el 4º lugar obtenido en el
Campeonato Nacional Absoluto del 2019 realizado en Salinas, lo cual le posicionó
muy bien para entrar al Selectivo Olímpico. Sin embargo, estas aspiraciones
fueron frustradas por la pandemia y por la posterior enfermedad de Andrés.
Durante la
pandemia nuestro trabajo se trasladó a la esfera virtual, donde Andrés continuó
impartiendo clases con la misma energía y afán que antes. Incluso durante el
deterioro de salud se mantuvo activo. El 1 de octubre, sólo 15 días antes de
dejarnos, participó en la Copa Chimborazo en línea. Fue la última de tantas
paradas de la Copa Chimborazo donde Andrés, aparte de organizar el evento y
convocar a los deportistas, participó en el mismo para que las promesas del
ajedrez chimboracense tuvieran la oportunidad de medirse con él en el tablero.
Tal como ya se ha
mencionado, con Andrés, más allá de haber nacido en lugares muy distantes y con
cierta diferencia de edad (él nueve años menor que yo), teníamos en común la
pasión por el ajedrez en todas sus facetas: como ciencia, como materia de
enseñanza y como deporte. Él tenía una excelente formación gracias a la
influencia de su tío Óscar Vaca, quien siempre estuvo presente en su
crecimiento ajedrecístico, y luego de Prof. Arnaldo Valdés, de quien recibió un
entrenamiento más metódico, en coherencia con la metodología cubana. ¿Investigaba
mucho por cuenta propia y no faltaban las preguntas tipo “Profe qué le parece
esta línea contra la francesa?” o “Qué hago aquí profe contra este orden de
jugadas?”.
Recuerdo que por
el 2016 realizamos un torneo interno por equipos, y en esta competencia, tras
numerosos intentos, Andrés finalmente logró vencerme sobre el tablero. Fue un
Gambito de Volga invertido, él no salió bien de la apertura, pero luego yo
perdí la brújula y cometí un gran error que me llevó a dificultades. Aún me acuerdo
de su serenidad y temple al encontrarse en una posición superior. Yo hice lo
imposible para que se cayera en algún bache, le coloqué todos los obstáculos
disponibles, pero fue impecable en su realización de la ventaja.
Al terminar la
partida, se mantuvo con total calma y me comenzó a conversar sobre cierta parte
de la partida donde yo podía haber jugado mejor. Esa tranquilidad, esa falta de
fanfarronería, fue algo típico de Andrés, no sorprende que nos llevábamos tan
bien. También nos medíamos en otros deportes, como tenis de mesa. En una época incluso
armamos una mesa provisoria de Tenis de Meda en el Coliseo y nos quedábamos
después de los entrenamientos para pegarnos unos partidos, para el enfado de
las respectivas familias. Había que inventarse una buena excusa al llegar a la
casa.
En fin, una persona
ejemplar de quien todos recibimos una lección en materias como humildad,
solidaridad y respeto. Andrés era una persona que no se dedicaba a la burla,
más bien se resentía cuando algún alumno lanzaba algún comentario impropio
sobre otro. No te hacía preguntas indiscretas, respetaba el espacio de los
demás, no le agradaba el chisme. Su labor como profesor de ajedrez fue
impecable. Sólo cuando jugaba la Selección de Ecuador de fútbol, pausaba las
clases, para reanudarlas con el doble de intensidad al día siguiente.
Me da gusto haber
podido compartir con Andrés todos estos años de trabajo. Mis condolencias a su
familia y al mismo tiempo mis felicitaciones por haber formado a un ser humano
de características tan bondadosas. Sé que allá arriba me está esperando para
algún día pegarnos otra partida de Ajedrez o de Tenis de Mesa.
Johan Hellsten
Técnico de Ajedrez
F.D.Ch.